Se puede entender claramente la angustia que sin duda viven los niños que padecen el TDAH, al no poder controlar su conducta, sus impulsos, y cómo externalizan esa angustia, de una forma que resulta paradójica para el adulto: indiferencia, oposicionismo, actitudes de aislamiento, propensión a meterse en problemas, a no poder medir las consecuencias de sus acciones.
Estos niños requieren tratamiento especializado: profesionales preparados para contenerlos y para ponerles límites, para “educar” esas estructuras neuronales que determinan su comportamiento rebelde y disruptivo y que lo llevan a tener tan baja opinión de si mismo. También para trabajar junto con la familia y los docentes, en las modificaciones ambientales, sociales, conductuales y cognitivas que mejor se adecuen a las necesidades y al estilo cognitivo del niño.
La tarea no es fácil, pero en nuestra experiencia, todos estos niños, si han sido bien diagnosticados y en especial con un diagnóstico a tiempo en la infancia, y tienen un tratamiento acorde a sus necesidades pedagógicas, emocionales y conductuales y un buen acompañamiento escolar y familiar, salen adelante, y en algún momento de su vida y de su escolaridad hacen ese “clic” tan necesario y tan esperado por todos.
Teniendo las herramientas necesarias para difundir información, como son las TIC, podemos hacer la diferencia en este mundo, para facilitarles información a las personas que no tengan claro o no reconozcan las características diagnosticas de este trastorno, y disminuir las etiquetas a los niños con TDAH.
Recuerden: Los niños con TDAH,
no están por debajo de los "demás",
ni valen "menos",
ni son menos "capaz",
solo funcionan de manera "diferente".
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